A veces, nuestras emociones pueden desbordarnos. Ya sea por estrés, ansiedad, miedo o tristeza, podemos actuar de forma negativa. Tener un buen control de las emociones y saber identificarlas puede ayudarnos a llevar una vida mejor, sin dejar que estas emociones nos controlen. Te mostramos algunas técnicas de control emocional para que esto no te ocurra. Fórmate online con nuestro máster en mindfulness y aprende a diseñar sesiones de relajación completas y efectivas.
Índice de contenidos
Las emociones básicas
Existen seis categorías básicas, según han identificado los psicólogos, que pueden derivar a emociones más complejas. Una buena identificación de dichas emociones, tanto en nosotros mismos como en los demás, nos proporcionarán una vida mucho más fácil y asertiva.
El miedo
El miedo es muy necesario para adaptarnos a situaciones de peligro o amenaza y actuar con precaución. Está integrado en nuestro instinto de supervivencia y en nuestra información genética. Por ejemplo, el miedo al ver un oso que viene corriendo hacia ti activará tu metabolismo, desprenderá adrenalina para que puedas correr lo máximo posible. Pero el miedo también produce ansiedad, incertidumbre o inseguridad.
La sorpresa
Nos sobresaltamos, nos asombramos o nos desconcertamos ante situaciones nuevas. La sorpresa es fugaz y nos proporciona una focalización a lo que está ocurriendo. Esta nos ayuda a orientarnos y a saber cómo actuar en dicha situación.
La aversión
Cuando ciertas cosas nos producen asco solemos alejarnos, ya que nos produce rechazo. Tiene una función protectora, no solo en el momento que la experimentamos, sino que queda gravada en nuestro subconsciente para situaciones similares futuras. Sobretodo es visible cuando hablamos de alimentos.
La ira
Cuando sentimos rabia estamos enojados cuando las cosas no salen como nosotros deseamos. También puede surgir la ira cuando nos sentimos amenazados por algo o alguien. Es una emoción adaptativa, ya que nos impulsa ha hacer algo para resolver un problema si se sabe controlar adecuadamente. Puede ser negativa si esta ira nos controla y se expresa de manera inadecuada.
La alegría
Es aquella sensación tan agradable de bienestar y de seguridad. Normalmente aparece cuando las cosas salen como nosotros queremos o vemos cumplido algún deseo. Nos induce a la reproducción de aquel suceso que nos ha hecho sentir bien. Suele ir acompañada de una gran carga energética que nos impulsa a hacer cosas y genera optimismo.
La tristeza
Es cuando sentimos pena, soledad o pesimismo ante la pérdida de algo importante o cuando alguien nos ha decepcionado. Tiene una función de alarma, ya que nos obliga a pedir ayuda y nos motiva hacia una nueva reintegración personal.
¿Qué es el control emocional?
Las emociones, en sí mismas, no son negativas, son una respuesta biológica a peligros, amenazas o desequilibrios para poder reaccionar con rapidez a estas situaciones. Cada persona reacciona a las emociones de una forma única y singular, debido a sus experiencias, su aprendizaje o de la situación concreta. Las emociones también pueden despertar reacciones fisiológicas, como el dolor de estómago cuando estamos nerviosos, las sudoraciones o los latidos de corazón. Aprender a tener el control nos ayuda a reaccionar de manera más efectiva.
La inteligencia emocional educa la capacidad de entender nuestros sentimientos y la de los demás. Existen una serie de habilidades que sirven para tener bajo control estos sentimientos y son adquiridas por medio del aprendizaje o de la experiencia cotidiana.
Identificación de nuestras emociones
Debemos tener consciencia de cómo nuestro cuerpo expresa dichas emociones. El primer paso antes de empezar con técnicas de control de las emociones es saber identificar qué respuestas tenemos a diferentes situaciones. Conocernos en profundidad y autoevaluarnos es clave para tener la capacidad de expresar adecuadamente nuestros sentimientos y nuestras necesidades en las diversas circunstancias que la vida nos puede plantear.
Facilitación emocional
Implica la habilidad para tener en cuenta todos los puntos de vista delante de una situación. Que nuestros sentimientos no nos controlen y nos dejen ver las diferentes soluciones. A veces, por ejemplo, cuando estamos muy tristes, nos es muy difícil ver la parte positiva de las cosas y buscar remedios para esa tristeza, ya que esta puede consumirnos.
Comprensión de las emociones
Debemos saber identificar y etiquetar las emociones y reconocer en qué grupo se asocia dicha emoción. También es clave saber qué ha causado esos sentimientos. A veces, buscar la causa no es tarea fácil, pero debemos hacer un esfuerzo en reconocerla. Tener claro cuáles son las consecuencias de todos nuestros actos también nos garantizarán respuestas asertivas a las diferentes situaciones
Regulación emocional
Es la habilidad para regular conscientemente las emociones. Estar abierto a aquellos sentimientos negativos, ya que, como hemos dicho anteriormente, las emociones no son malas en sí mismas. Debemos intentar minimizar las emociones negativas y potenciar las positivas. Lo sabemos, parece una tarea complicada, para ello se requiere un aprendizaje y esfuerzo.
Técnicas para el control de las emociones
Cuando ya hemos identificado estas habilidades, existen técnicas para el control de las emociones ante situaciones conflictivas o negativas.
Reafirmación
Debes pensar en tus puntos positivos y en los éxitos que has logrado. Pensar en la causa de la emoción y intentar redireccionarla hacia un pensamiento positivo. Buscar otros puntos de vista sobre aquella situación nos ayudará a sopesar las emociones negativas.
Distracción
Esta técnica consiste en desvincularte de aquella emoción que te provoca malestar y focalizar tu atención en pensamientos neutrales. Por ejemplo, puedes escribir, dibujar o practicar deporte. Aunque a largo plazo no es de las mejores técnicas, ayudará a corto plazo a que aquella emoción no se intensifique.
Meditación
A parte de reducir la ansiedad, la meditación es una práctica perfecta de control de las emociones. Meditar de forma regular y aprender a respirar pausadamente reduce la intensidad con la que las vivimos.
Cambio de perspectiva
A veces los sentimientos negativos nos nublan la vista y no nos dejan ver la luz. Intentar buscar otros puntos de vista más positivos en situaciones que nos provocan malestar ayuda, no solo a reforzar las habilidades emocionales, sino a minimizar los estados negativos y potenciar los positivos.
Intentar incorporar estas técnicas mejorará tus habilidades en el control emocional y ayudará a que tu día a día sea más fácil. Recuerda, debemos controlar las emociones, no que las emociones nos controlen a nosotros.