La meditación nos puede ser de gran ayuda para afrontar las adversidades de nuestra vida cotidiana. Calma el estrés y la ansiedad. Emplear técnicas de meditación y darnos tiempo a nosotros mismos para entendernos y aprender a querernos nos ayudará a ir más allá de nuestros pensamientos habituales. En el siguiente post te explicamos cómo funciona la meditación y te mostramos algunas de sus técnicas. Si quieres ir un paso más allá y formarte profesionalmente tienes nuestro Máster en Mindfulness.
Índice de contenidos
¿Qué es la meditación?
La meditación es la atención mental plena. Esta nos desplaza de los pensamientos del día a día y nos revela la naturaleza de la realidad. Tener consciencia de lo que está pasando, aquí y ahora, y tener contacto pleno con el presente. Existen muchas técnicas de meditación que nos ayudan a conectar con esta realidad y crean una atmósfera perfecta para profundizar en nuestra presencia.
Consejos para meditar
Debemos tener claros algunos puntos clave de la meditación para poder ser más eficientes. La actitud lo es todo, es por ello que es fundamental que tengamos 100% claro que queremos empezar con la meditación porqué creemos que va a mejorar nuestra vida y realmente queremos y deseamos ver un cambio.
Meditación correcta
No existe una meditación correcta, ya que cada persona es diferente y la llevará a su terreno. Es por ello que no debemos estar preocupándonos si lo haremos mal. No debemos ir en busca de la perfección, ya que este pensamiento puede nublarnos la mente y puede desconcentrarnos de lo que en realidad importa.
Tiempo
Debes ser constante, dedicarle un rato cada día para meditar. Es recomendable dedicar una hora a la mañana ya que es cuando estamos más tranquilos. Por la tarde tenemos la mente llena de los pensamientos y las preocupaciones del día. Aún así, la mejor hora para practicar estas técnicas de meditación es la hora que más práctica, es decir, la hora a la que podemos comprometernos con regularidad. Normalmente el tiempo de dedicación varía entre los 15 y los 45 minutos, incluso puedes hacer dos sesiones cortas y administrarlas durante el día.
Espacio
El espacio es primordial. Debemos contar con un espacio exclusivo, si es posible, para la práctica diaria. Debe ser un espacio silencioso y tranquilo para que tengamos pocos agentes que nos puedan despistar. La meditación es un ejercicio, igual que le dedicamos un espacio para ejercitar nuestro cuerpo, también debemos reservar uno para hacerlo con nuestro cerebro.
No frustrarse
Es normal si al principio nos cuesta un gran esfuerzo dejar nuestra mente en blanco. Como hemos dicho antes, la meditación es un ejercicio de nuestro cerebro y eso conlleva práctica. No te frustres si crees que no lo estás haciendo bien y no tires la toalla. Todo conlleva su práctica, por eso recomendamos la constancia y la práctica diaria, si es posible.
La postura
La postura es clave para alcanzar un buen ejercicio de meditación. Debemos hacernos con un cojín o sentarnos en una silla. La espalda recta y la mente abierta. Con la espalda recta, concéntrate en relajar los músculos y dejar que cuelguen libremente. Coloca las manos encima de los muslos o las rodillas, dejándolas descansar. Cierra los ojos y respira profundamente, relaja poco a poco todas las zonas de tu cuerpo, teniendo consciencia plena de aquello que estas relajando.
Técnicas de meditación
Como hemos mencionado anteriormente, existen ciertas técnicas de meditación que ayudan a tener la mente abierta. Te las explicamos con detalle a continuación.
Despierta los sentidos
Se trata de ser conscientes de todos nuestros sentidos. Activarlos y concentrar nuestra atención plena en ellos. Reserva unos minutos al principio de la meditación para ir despertando intencionalmente tus sentidos. Nota las sensaciones de afuera hacia adentro y enfoca tu atención en cómo afectan a tu cuerpo. Escucha los sonidos y aprende a diferenciarlos y a identificarlos. Experimenta los olores y la luz, ya que, aunque tengas los ojos cerrados puedes experimentar la luz y la oscuridad y sentir el espacio a tu alrededor.
Concentración
Esta técnica de meditación puede ser una de las más básicas y más obvias. Va fenomenal para aquellos que están empezando con la meditación y quieren experimentar poco apoco las sensaciones que causan. Se trata de abrir los ojos y fijar nuestra vista a un punto o un objeto. Poco a poco, cuanto más aumenta la concentración, notaremos que todo a nuestro alrededor se vuelve más difuso. Eso es porque nuestro cerebro se está concentrando al máximo en ese objeto. Debemos concentrarnos en la respiración para no perder la concentración en aquello que estamos mirando.
Deberemos ser conscientes de dónde está nuestra mente y cuál es el objetivo de nuestra concentración. Si de repente tu mente se desplaza a otro pensamiento, procura volver al primer punto y volver a concentrarte.
El espejo
Con los ojos cerrados y en la postura que hemos mencionado anteriormente para una mejor meditación, imagínate sentado delante de ti. Poco a poco, imagina todos tus detalles. Visualiza tu pelo, tu cara, tus párpados, tu postura. Ten plena consciencia de ti mismo y concéntrate en la respiración. Una vez que tengas plena visualización de tu persona, empieza a imaginarte desde todos los puntos de vista. Imagina que tu mente es una cámara de vídeo que se desplaza y mira desde arriba, desde el costado, inclinado, etc.
Los cinco desafíos
Existen algunos obstáculos que no nos permiten relajarnos y tener una consciencia plena de nosotros mismos durante la meditación. Es normal experimentarlos, ya que todos los humanos lo experimentan. Con la práctica estos obstáculos irán disminuyendo.
El primer obstáculo, algo que ya hemos hablado con anterioridad, es el pensamiento de duda. No saber si esta funcionando, si lo estamos haciendo vez. No debemos desistir, todo es cuestión de práctica, lo estás haciendo bien.
Algo que nos puede ocurrir a todos una vez estamos muy relajados es que nos venga el sueño. La somnolencia es natural y empezaos a notar pesadez, que nuestro cuerpo y nuestra mente se hunde. Bien, si experimentamos eso, lo más recomendable es que paremos la meditación. Por contraposición, otro obstáculo puede ser tener la sensación de inquietud, de aceleración. Podemos sentirnos inquietos ya que son experiencias que son extrañas y podemos tener la energía acelerada.
También podemos sentir miedo o enojo, pero debemos tener claro que la meditación siempre es buena y que poco a poco vamos a aprender a controlarla. Además, también puede crecer nuestro deseo en querer más de lo que tenemos presente en ese momento, debemos intentar relajarnos.