Cada año en España nacen 2500 bebés con algún déficit en su audición. Por fortuna, gracias al cribado auditivo universal que por protocolo se lleva a cabo en los hospitales del país, su detección es precoz. Y a partir de un diagnóstico certero de hipoacusia mejoran su pronóstico y su tratamiento. Por esta razón, es necesario formarte con un Curso de Auxiliar de Guardería, así sabrás identificar qué pequeños la sufren. Pero, ¿tienes claro de qué se trata? Te contamos todo acerca de este trastorno y de las necesidades educativas especiales (NEE) de quienes lo padecen.
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¿Qué es la hipoacusia?
Es la deficiencia total o parcial para percibir sonidos en uno o ambos oídos. Es, en definitiva, un problema en la audición que puede afectar a personas de cualquier edad, aunque erróneamente se asocie a las mayores de 50 años.
Qué niveles y tipos existen
Dependiendo del nivel de pérdida de la audición, la hipoacusia es leve, moderada o grave (también llamada severa o profunda y utilizada como sinónimo de sordera). Por otra parte, existen dos tipos: unilateral (si está afectado un solo oído) o bilateral (si están afectados ambos oídos). A su vez, existe un tipo denominado transitorio, tal como el causado por una otitis. A su vez y de acuerdo con la parte del oído dañada que causa la pérdida de la capacidad de oír, podemos hablar de hipoacusias:
— Neurosensorial. La pérdida es sensorial y está relacionada con el oído interno y, en simultáneo, es neural ya que también está lesionado el nervio auditivo.
— Conductiva. En ella el oído externo y el oído medio son las zonas dañadas que impiden que el sonido alcance el oído interno.
— Mixta. Es una combinación de los dos tipos anteriores. Hay daños en el oído interno, en el oído medio y en el oído externo. La persona hipoacúsica oye los sonidos en un volumen muy bajo y por ello presenta problemas de comprensión.
¿Cuáles son las causas de la hipoacusia?
Vale destacar, en principio, que la mayoría de los niños sordos tienen padre y madre que oyen bien. En cuanto a estadísticas, se calcula que de 2 a 3 recién nacidos por cada mil padecen de hipoacusia en algún grado. Se cree que la mitad es de origen genético. El resto de estas sorderas infantiles se deben a infecciones durante la gestación (como rubeola o citomegalovirus) o problemas al nacer, tales como un peso inferior a 1500 gramos. Se sabe que, además, algunos niños con audición normal al nacer también pueden sufrirla en algún momento de su infancia o adolescencia. Hay casos progresivos en los que el trastorno aumenta su nivel y otros estables en los que no remite, pero tampoco se agrava.
Los padres suelen ser los primeros en notar que su bebé no responde normalmente a los estímulos sonoros. No se calma con la voz de su mamá, por ejemplo, durante los dos primeros meses de vida. A posteriori, no responde cuando se lo llama por su nombre ni se altera ante algún ruido fuerte.
Ante la mínima sospecha de que un niño no oye bien es preciso acudir a la consulta de su pediatra. De esta manera es posible diagnosticar el trastorno de modo precoz y así evitar la ausencia de lenguaje.
¿Qué tratamiento requiere esta discapacidad auditiva?
Las hipoacusias leves responden bien al uso de audífonos. No ocurre lo mismo con las moderadas y severas. En tales casos, cuando el trastorno es de tipo bilateral el trasplante coclear es la solución. Para el resto de las hipoacusias (unilateral neurosensorial, conductiva y mixta) los implantes osteointegrados son una alternativa con muy buenos resultados. Gracias a ellos, el sonido se transforma en vibraciones que llegan al oído interno a través del hueso implantado.
Sea cual fuese el tratamiento más adecuado para un niño, este debe ser multidisciplinar. Incluye al otorrino, al profesional experto en logopedia (terapia del lenguaje), al médico pediatra de cabecera, al psicólogo y al audioprotesista.
Por otra parte, los padres deben trabajar codo a codo con los maestros y las asociaciones de sordos. Estas últimas son de gran ayuda en este tipo de trastornos. El trabajo coordinado requerido consiste en la estimulación precoz del niño y la incorporación inmediata (lo antes posible) del lenguaje.
Hipoacúsicos y sordos profundos y su educación
En las aulas nos encontramos con alumnos que padecen hipoacusia (tienen una audición deficitaria pero funcional a su vida cotidiana) y sordos profundos (su audición es nula o casi nula). Los primeros pueden incorporar el lenguaje a través del oído, mientras que el segundo grupo es incapaz de hacerlo por esa vía. Para ellos está el lenguaje de signos o de señas. En ambos casos, el desarrollo cognitivo y el del lenguaje pueden verse afectados. En ellos se detectan, en concreto, retrasos en el tiempo de adquisición del lenguaje o de tipo madurativo. Así, la gravedad de los síntomas depende del grado de enfermedad, de la singularidad de cada niño y de su respuesta al tratamiento.
¿Cuáles son las dificultades típicas a las que se enfrentan estos pequeños? Retraso en el vocabulario y en el desarrollo del juego simbólico, en principio. Asimismo, problemas para autocontrolar sus conductas (los caracteriza cierta tendencia a la impulsividad). Y, como no podía ser de otro modo, dificultades para leer. Sus necesidades educativas especiales (NEE) podrían resumirse en:
— Socialización. A través de un sistema de comunicación oral o de signos que potencie su desarrollo cognitivo.
— Aprendizaje autónomo y acceso a la información. A través del desarrollo de la capacidad de comprensión y de escribir.
— Estimulación continua. Sacando el máximo provecho al grado de audición que sí tienen.
— Motivación e integración social. Padres, maestros y compañeros de colegio deben fomentar su autoestima. Ningún niño debería sentirse menos que otro por padecer de un déficit auditivo.
— Adaptación del proceso de enseñanza-aprendizaje. Currículos adaptados, exámenes distintos, objetivos personalizados, entre otros ejemplos.
Ahora que sabes mucho más sobre hipoacusia estarás en mejores condiciones de acompañar a algún alumno con déficit auditivo. Fórmate con nosotros si tu vocación es ayudar a esta clase de niños y mejorar su calidad de vida. Te esperamos para contarte sobre nuestras propuestas académicas.