La intolerancia alimentaria en nuestros hijos puede provocar retraso en el crecimiento y problemas de tipo digestivo y cutáneos. La intolerancia en la alimentación puede ser confundida con la alergia a ciertos alimentos, pero es común en niños pequeños, cuyo aparato digestivo aún se encuentra en desarrollo y puede mostrar sensibilidad a cierta clase de alimentos. Además, nuestros hijos pasan por procesos víricos e infecciosos que afectan a la permeabilidad del intestino, afectando a la absorción de los alimentos.
Por esta razón, es necesario que los monitores escolares o maestros que trabajan con niños pequeños constantemente se formen con un curso de monitor de comedor para saber tratar problemáticas de este estilo dentro de las escuela.
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¿Qué es la intolerancia alimentaria?
Antes que nada, debemos tener claro qué es la intolerancia a los alimentos. Se trata de la reacción adversa de nuestro organismo a alimentos que no podemos digerir, metabolizar o asimilar, ya sea de forma completa o parcial.
Podemos encontrar intolerancias metabólicas o inespecíficas. Las metabólicas se dan cuando el organismo no digiere o metaboliza los alimentos debido a un fallo orgánico. Las inespecíficas, por su parte, tienen que ver con que la persona no asimila de forma adecuada un alimento. Puede producirse en personas sanas o que no lo están, provocando el mismo alimento o alguno de sus componentes la intolerancia, al contrario que en la intolerancia metabólica.
¿Cómo afecta la intolerancia alimentaria en los niños?
A diferencia de las alergias, los síntomas de la intolerancia no se manifiestan de manera inmediata, sino que pueden hacerse visibles hasta 72 horas tras la ingesta de los alimentos. Los síntomas que los niños pueden presentar son diversos, e incluyen los siguientes:
– Manifestación de digestión pesada.
– Diarrea ocasional.
– Estreñimiento.
– Gases.
– Molestias o dolor intestinal.
– Hinchazón del estómago.
– Posibilidad de vómitos.
– Aparición de eccemas en la piel y picor.
– Dolor de cabeza.
– Dolor en las articulaciones.
– Retraso en el crecimiento y desarrollo.
– Pérdida de peso.
¿Qué tipos de intolerancia alimentaria existen y se presentan en los niños?
Las reacciones negativas por intolerancia a los alimentos tienen consecuencias menos graves que las de las alergias, pero algunos de los alimentos que las producen son los mismos. Por ello, es fácil confundir las alergias con las intolerancias. Los tipos de intolerancia más habituales son:
– Al gluten: es una glucoproteína que se presenta en cereales como el centeno, la avena, la cebada o el trigo. Las personas intolerantes al gluten se conocen como celíacos.
– A la lactosa: este es un tipo de azúcar presente en la leche de los mamíferos. Las personas que no la toleran es porque no poseen en su organismo la enzima que posibilita digerirla en el intestino delgado.
– A la histamina: esta sustancia producida por nuestro propio cuerpo se presenta también en alimentos como las verduras, el vino o el queso. Las enzimas de los niños pueden no ser capaces de absorber y degradar la histamina, produciéndose una acumulación de la misma en el cuerpo.
¿Desde qué edad puede haber intolerancia?
La intolerancia a ciertos alimentos puede manifestarse en nuestros hijos a partir de unos pocos meses tras el nacimiento. Ciertas intolerancias pueden ser temporales, propias del desarrollo del niño y desaparecer alcanzados los 2 o 3 años de edad. Otras, en cambio, pueden hacerse patentes a partir de los 5 o 6 años, cuando el niño comienza a variar más su alimentación y se expone a nuevos alimentos.
¿Cómo identificar la intolerancia en alimentación en niños dentro de un comedor escolar?
Para identificar la intolerancia en la alimentación dentro de un comedor escolar es necesaria la colaboración e información de los familiares de los niños. Los síntomas de la intolerancia alimentaria pueden manifestarse hasta 72 horas después de la ingesta del alimento al que se es intolerante, por lo que resulta complicado para los profesionales de los comedores escolares relacionar molestias manifestadas por los niños con la intolerancia.
Para evitar los alimentos que producen reacciones de intolerancia resulta necesario que los padres o tutores hayan podido identificar el origen de la intolerancia con los expertos médicos, y que les transmitan la información a los responsables del colegio o del servicio de comedor escolar.
Acciones a tomar en un comedor escolar si hay niños con intolerancia
Una vez que el servicio del comedor escolar tiene la información que necesita sobre la intolerancia alimentaria de nuestros hijos, puede poner en marcha las medidas de organización adecuadas. Son muy similares a las tomadas para aquellos niños que sufren alergias a ciertos alimentos.
Lo primero es elaborar un listado de aquellos niños con sensibilidades en la alimentación, especificando cuáles son los tipos de alimentos que les pueden producir las molestias. De esta manera, se prevendrá servirles la comida del menú común al resto de los niños.
A su vez, es necesario diseñar un menú alternativo para aquellos días en los que se cocinen alimentos que puedan producirles intolerancia. Debe tratarse de platos que sean nutritivos y, a ser posible, tan atractivos y sabrosos como los servidos al resto de niños.
También resulta necesario preparar los menús alternativos en cacerolas, así como utensilios de cocina diferenciados de los empleados para los menús comunes. Así, al igual que cuando se procede para evitar reacciones alérgicas, se ha de suprimir cualquier posibilidad de que se mezclen alimentos que producen intolerancia con los del menú de los niños intolerantes.
¿Cuál es el papel de un monitor escolar de comedor cuando hay casos de niños con intolerancia en alimentación?
Un monitor de comedor escolar debería estar informado adecuadamente de qué niños presentan intolerancia o alergia a los alimentos, y a cuáles exactamente. Del mismo modo, deberían supervisar que los niños no reciben alimentos que les puedan resultar perjudiciales, sobre todo, cuando se trata de niños muy pequeños, incapaces de reconocer los ingredientes de su plato por sí solos.
Así mismo, forma parte de su labor permanecer especialmente atentos a la aparición de síntomas relacionados con intolerancias o alergias, como pueden ser el enrojecimiento de la piel, inflamaciones cutáneas, picores intolerables, dolores de cabeza o molestias intestinales.
Como ves, la intolerancia alimentaria en niños puede entrañar consecuencias en su buen desarrollo, y producir molestias que acaben haciendo más difícil su desempeño en los estudios y en las actividades recreativas de su día a día. Por ello, resulta apremiante identificar los alimentos que la producen y retirarlos en la medida de lo posible.