Los padres y madres tienen un papel fundamental en el desarrollo de los niños. Los estilos parentales de crianza influirán en el comportamiento y la personalidad de los más pequeños. Es de vital importancia prestar atención a cómo educamos y fomentar estilos positivos. Aprende sobre ello con nosotros y especialízate en Psicología Infantil y Adolescente con nuestro máster.
Índice de contenidos
¿Qué son los estilos parentales?
Se trata del estilo educativo que emplean los padres para con sus hijos. Deben reflexionar sobre ello y entender sus posibles consecuencias, positivas y negativas. Las respuestas que los adultos dan a los menores delante de cualquier situación, actuación o decisión influirá en la forma de crianza.
Existen dos elementos clave a la hora de estudiar los diferentes estilos parentales. Uno de ellos es el afecto y la comunicación que tenemos con el menor. El niño necesita afecto y apoyo, así como interés para que se sientan queridos y aceptados. Aunque esto no será todo, ya que se necesita un cierto control y poner unos ciertos límites.
Los 4 estilos parentales
A partir de las diferente formas de actuar o responder a un niño, estos estilos parentales responden a una organización dividida en cuatro estilos distintos.
Estilo democrático
Las características básicas de este modelo de crianza es que presenta un alto nivel de afecto y de comunicación, pero también un alto nivel en límites. Aquí, los tutores utilizan el dialogo como herramienta principal para que el niño entienda las acciones y reacciones, así como las normas establecidas. Pueden llegar a la negociación, ayudando así al menor a expresar libremente sus necesidades.
Los padres funcionan como guía para mejorar la conducta del niño, siempre desde el respeto y reconocimiento mutuo. El interés es fundamental, ya que en este estilo parental, es importante que reconozcamos su individualidad y es necesario satisfacer sus necesidades.
Es fundamental que el niño conozca los límites y las normas establecidas por sus padres. En el estilo democrático, en comparación con los demás estilos parentales, los hijos demuestran tener un mejor ajuste emocional y de conducta. Acostumbran a ser niños estables y alegres, siendo independientes y comunicativos.
Estilo permisivo
Los estilos parentales democrático y permisivo tienen una cosa en común, un alto nivel en afecto y comunicación. Todo cambia con el estilo permisivo cuando nos fijamos en la dimensión de las normas y los límites. Aquí, tienen un nivel bajo, es decir, presentan poca exigencia y control.
Se alejan del uso de castigos defendiendo la libertad y la liberación del niño, aunque presentan una sobreprotección y esto puede tener consecuencias. Normalmente los niños que han sido educados con el estilo permisivo, presentan mayor dependencia y poca obediencia. Por ello, tienen dificultades a la hora de interiorizar los valores y pueden llegar a ser inmaduros e impulsivos.
Estilo negligente
Aquí los niveles tanto de afecto como de disciplina son bajos. Estos se muestran indiferentes respecto las necesidades del niño, demostrando poca implicación emocional. Tampoco establecen límites ni castigos, sino que son completamente pasivos hacia el comportamiento de sus hijos.
A raíz de esta forma de crianza, los niños pueden presentar problemas académicos y sociales. Este estilo negligente presenta muchos problemas para el desarrollo del niño y es totalmente negativo.
Estilo autoritario
A diferencia de los demás estilos parentales, el estilo autoritario tiene un alto nivel en restricciones y bajo en afecto. Se trata de un estilo muy restrictivo, sin dar motivos de su comportamiento, sin aceptar ningún tipo de cuestionamiento. El castigo funciona como principal herramienta de control de la conducta del niño.
Estos niños pueden presentar problemas emocionales, como baja autoestima o poca confianza en uno mismo. También afecta a nivel social, ya que la falta de afecto por sus padres puede propiciar a que el niño se irrite y sea vulnerable a las tensiones.