¿Qué hay dentro de la mente? Hay deseos, pulsiones y necesidades primordiales. También tenemos valores, los principios éticos. El psicoanálisis, a partir de la estructura interna de nuestra mente, intenta explicar cómo es la comunicación y el comportamiento humano. Fue impulsado por Sigmund Freud, padre del psicoanálisis. Hoy te enseñamos un poquito los fundamentos de esta corriente psicológica. Fórmate con nuestro Máster en Psicología aplicada en el Ámbito Educativo + Máster en Psicología Infantil y Adolescente.
Índice de contenidos
Introducción al psicoanálisis
En un primer nivel de expresión, en virtud del cual esta estructura interna de la mente comienza a hacerse patente tenemos las actitudes, las predisposiciones y las inclinaciones en actuar de una determinada manera. Estas actitudes, según el psicoanálisis, se rigen por unos valores, unos deseos y unas pulsiones. Freud entendía la mente humana como un iceberg, solo podíamos ver una pequeña parte de la mente, mientras todo lo demás estaba enterrado en el subconsciente.
Primero, tenemos unas actitudes profundas, unas predisposiciones de base hacia las cosas del mundo. Son actitudes fundamentales en virtud de las cuales nos inclinamos hacia las cosas. Por ejemplo, una persona que es trabajadora, por la cual el trabajo es fundamental, se le nota esta pulsión por el trabajo.
Después tenemos las actitudes superficiales, que son las más perceptivas. Son las actitudes del individuo hacia las cosas de las cuales se enfrenta diariamente. Por ejemplo, si a una persona no le gusta su trabajo, se le notará. Si logramos entender los deseos, las pulsiones y los valores de las personas, podremos deducir su conducta.
Estructura interna de la mente según el psicoanálisis
Freud, el padre del psicoanálisis, decía que nuestra mente estaba dominada por el subconsciente. Esta estaba estructurada en tres niveles diferenciados.
El Super Yo
La capa más alta, representa el principio de la realidad. Es el nivel hiperconsciente del individuo, somos máximamente conscientes de lo que pasa en este nivel. Es una estructura normativa y punitiva, es decir, nos dice cómo hacer las cosas. Como más sentido común tengamos, necesitamos menos normativas. Se le llama normativa porqué es la parte de la mente que nos dice cómo tenemos que hacer las cosas. En otras palabras, la parte moral de la mente.
Esta nos da instrucciones sobre cómo tenemos que actuar, que es bueno moralmente y que es malo. Prescribe unas normas de carácter ético a seguir. Es también punitiva porqué nos dice que, si no cumplimos estas normas, tendremos un castigo.
En las sociedades tradicionales, la religión y la familia eran las que decían lo que estaba bien y lo que no. Y si lo incumplimos, tendremos nuestro merecido, como los pecados. Por eso decimos que se trata de un nivel construido socialmente, vivimos en sociedad porqué el Súper Yo nos limita.
El Yo
El psicoanálisis dice que en este nivel se producen los discursos racionalizadores. Hace una función de árbitro entre las exigencias morales del Súper Yo y los imperativos del placer del Eso, que explicaremos más adelante. El Yo es la parte consciente de la persona, la que nos es más habitual en el día a día.
Mecanismos de defensa
El Yo se encuentra en el medio y ha de dejar que las necesidades de placer del Eso se satisfagan de alguna forma, pero sin violentar la moral del Súper Yo. Para ello, las personas tenemos mecanismos de defensa para poder soportar este tira y afloja.
Sublimación
Se trata de la proyección metaforizada de un deseo. Es la desviación del comportamiento hacia actividades superiores en la escalera hacia un conflicto, mala consciencia o tendencias inaceptadas. Por ejemplo, el inicio de un comportamiento religioso, político o la dedicación de una obra social o artística. Esto compensa al individuo de sus tensiones psíquicas. Estamos constantemente sublimando, es el mecanismo más ordinario.
Racionalización
Consiste en desactivar racionalmente pensamientos que hemos tensión que no nos gusta haberlos pensado. Es una forma de creernos nuestras propias mentiras. Neutralizarnos por la vía de la razón ideas complejas o pensamientos recurrentes que no nos gustan, intentar evitarlos.
Regresión
Es una vuelta atrás. Adoptar una actitud infantil. Involucionar. Es el retorno a un comportamiento que en etapas anteriores de la vida daban satisfacción para superar un conflicto actual. Por ejemplo, mucha gente cuando tiene vergüenza emplea voz de niño pequeño porqué eso les calma.
Desrealización
Es la difuminación voluntaria. Es la antifulminacióm deliberada de pensamientos, de recuerdos que no nos interesan. La mente, el subconsciente, intenta eliminar recuerdos o pensamientos desagradables. Normalmente de las cosas malas nunca nos acordamos del todo bien.
El Eso
En este nivel encontramos los deseos y las pulsiones, las desazones más primitivas de las personas. Se trata de la estructura mental más antigua, está eso más arcaico, parte de una fase más regulada en el curso de la evolución.
Las pulsiones por excelencia
Según Freud, el Eso se rige según el principio del placer y en esta estructura tenemos dos pulsiones fundamentales, el Eros y el Tánatos. El Eros significa el placer, el deseo, en cambio el Tánatos simboliza la muerte. Cuando el Eros se reprime mucho, como en sociedades estrictamente religiosas de antaño, podíamos llegar a la pulsión de muerte, la mortificación. A partir de un sentido normativo muy estricto se puede llegar a mortificar a una persona, pero no quiere decir que se la mate físicamente.
Por contraposición, ahora llegamos al Tánatos de otra manera. Ahora se llega a él por la facilitación excesiva de estímulos sensuales, como el alcohol, las drogas, los videojuegos… Esto hace que lo frivolicemos. Quemamos demasiado rápido y accedemos demasiado rápido y en masa al volumen de satisfacción de los deseos. Esto conlleva que lleguemos al Tánatos.
Maneras de llegar al subconsciente
Para hacer accesible esta parte del subconsciente se hace a partir de la explicación de los sueños, donde nuestro subconsciente se hace patente y sale a la superficie.
Existen otras técnicas a parte de los sueños, por ejemplo, la hipnosis. Freud y los psicoanalistas creían en la hipnosis y hacían hablar al paciente, pero es una cuestión de autosugestión.
Otra técnica es a partir de los actos fallidos, esas cosas que decimos sin querer, que nos salen de dentro. También la escritura automática, escribir eso que primero te venga a la mente.