Seguro que en multitud de ocasiones has escuchado hablar de la empatía. Pero, ¿quieres saber en qué consiste realmente y los beneficios que aporta? Sigue leyendo y encontrarás respuesta a esta y otras interesantes cuestiones relacionadas con la capacidad empática. Si quieres conocer más sobre las habilidades emocionales, descubre nuestra oferta formativa de Cursos Educación Emocional ¡Empecemos!
Índice de contenidos
¿Qué es la empatía?
La podemos definir como la capacidad de percibir, compartir y comprender lo que otra persona puede sentir. Este concepto nació a principios del siglo pasado gracias al desarrollo de ciencias como la psicología o la sociología. En concreto, fue empleado por primera vez por el psicólogo inglés Edward Bradford Titchener. Con él pretendía describir la capacidad de percibir la experiencia subjetiva de los demás.
Debes saber que esta valiosa cualidad emocional posee dos componentes diferenciados; la afectiva (capacidad de responder con el sentimiento apropiado) y la cognitiva (capacidad de comprender el estado mental del otro).
Como puedes ver, estos dos conceptos están muy relacionados y ambos son de vital importancia para lograr un óptimo desarrollo psicosocial. (sobre todo en las etapas de educación infantil).
Por otro lado, también existe la denominada empatía intercultural. Esta se relaciona con el hecho de comprender y respetar las tradiciones y creencias de culturas distintas a la nuestra.
Importancia y beneficios de la empatía
Ponernos en el lugar del otro es un aspecto fundamental para lograr el bienestar personal y armonizar el cuerpo y la mente. De hecho, gracias a esta cualidad somos capaces de comprender a los demás y relacionarnos con ellos de forma satisfactoria. Recuerda que la falta de esta capacidad puede acarrear graves consecuencias (como psicopatías u otros problemas psíquicos).
Te resumimos ahora los principales beneficios que se obtienen gracias a ella.
Mejora la comunicación
Al saber escuchar y entender a las personas que nos rodean, somos capaces de relacionarnos de manera más fluida y sincera, lo que sin duda mejora la comunicación y aumenta la confianza mutua.
Incrementa la sintonía emocional
Una persona con capacidad empática sabe cómo crear el clima emocional adecuado. Es capaz de hacer sentir cómodas a las personas de su entorno. Si conseguimos lograr este ambiente afectivo, aumentará la confianza mutua y los sentimientos positivos.
Desarrolla el carisma
Las personas con carisma y encanto personal son las capaces de conectar emocional y afectivamente con su entorno. Puedes desarrollar esta capacidad si aprendes a escuchar de forma activa.
Esto significa que no debes pensar en cómo actuarías tú ante la situación que te están contando, sino que has de sentir, pensar y actuar como el otro.
Disminuye la agresividad
En la gran mayoría de ocasiones, la agresividad o la violencia surgen del profundo desconocimiento que tenemos de los demás. Debemos de comprender que cada persona posee unos intereses y necesidades específicos que, en muchas ocasiones, difieren de los nuestros. Es en este momento cuando hemos de liberar la mente y aceptar que existen infinidad de perspectivas para un mismo asunto o problema.
Aumenta la popularidad
Es evidente que al desarrollar una buena capacidad empática vamos a sentirnos más queridos y respetados por nuestros compañeros, amigos y familiares. Esto hará que conectemos con ellos de una forma especial, ya que todos sabrán que pueden confiar en nosotros en cualquier momento.
Incremento de la satisfacción personal
Por último, pero no por ello menos importante, no olvides que, comprendiendo, respetando y ayudando a los demás, podemos aumentar nuestro grado de satisfacción personal. Nuestra autoestima subirá y se reducirán los niveles de estrés y ansiedad.
La empatía y los niños
Como bien sabes, la estimulación temprana de las capacidades cognitivas del niño es básica para su correcta evolución. Lo mismo ocurre con la capacidad de empatizar.
Los más pequeños deben superar el egocentrismo (propio de las primeras etapas de vida) para empezar a identificar y comprender las emociones que se producen en su entorno. Así se sentirán más seguros y podrán desarrollar todo su potencial.
A partir de los tres años el niño empieza a tener conciencia clara de sí mismo y comienza a percibir los sentimientos ajenos. Su afán por descubrir el mundo que le rodea hace que también investigue y reaccione ante las emociones que observa.
Paulatinamente irá desarrollando su inteligencia emocional y adquiriendo habilidades sociales que serán de vital importancia en el futuro.
Cómo trabajar la empatía en la infancia
Los niños aprenden con el ejemplo. Si ellos ven que los adultos nos preocupamos por los demás, mostramos afecto y les escuchamos, ellos sabrán cómo reaccionar ante situaciones similares.
Recuerda que el aprendizaje observacional es el más efectivo de todos los métodos de aprendizaje (el 80 % del cerebro humano está diseñado para procesar imágenes). Por eso, es importante que seamos sinceros y cercanos a la hora de expresar los sentimientos a nuestros hijos. Así podrán identificarlos de forma correcta y poco a poco aprenderán a responder de forma satisfactoria.
Debemos enseñarles a escuchar; saber qué piensan y sienten las personas que les rodean. Progresivamente dejarán de focalizar la atención en sí mismos y se abrirán al mundo emocional exterior.
Consejos prácticos
A continuación, te enseñamos varios consejos prácticos que puedes utilizar para desarrollar la capacidad de empatizar en la edad infantil:
Dibujos
Emplear dibujos de caras que muestren las emociones básicas (alegría, tristeza, enfado, etc.). Tras identificarlos, pediremos a los niños que expliquen el motivo por el que ellos piensan que estas caras están así.
Actividades
Realizar acciones que nos hagan ponernos en el lugar del otro. Disfraces, vestidos y otros accesorios pueden servir de ayuda para este juego. Debemos actuar como si fuéramos otra persona (familiares, amigos, profesores, etc.), siempre en un ambiente relajado y lúdico. No debes olvidar que el juego es un mecanismo de aprendizaje esencial en los niños, ya que estimula la concentración, la atención y la motivación.
Representaciones
Realizar pequeñas teatros de cuentos e historias populares. Podemos ir intercambiándonos los personajes para saber qué puede sentir cada uno de ellos.
Para finalizar, recuerda que, gracias a la empatía, no solo te sentirás mejor y más feliz, sino que ayudarás a crecer y desarrollarse a los demás, sobre todo a los más pequeños de la casa. ¡Confía en ti!